El nuevo presidente iraní Hassan Rouhani, tras sólo un mes en el cargo, ha permitido que tanto Facebook como Twitter, así como muchos portales y medios que llevaban años censurados –por ejemplo, el Consejo Nacional Americano Iraní- hayan vuelto a ser visibles en el internet del país. Tras este movimiento queda aún más al descubierto la mancha de China y su Partido Comunista que por medio del también recientemente nombrado presidente, Xi Jinping –que dijo iba a luchar contra la corrupción; que debe ser la corrupción de los demás y no la de sus gobernantes-, no permite a sus ciudadanos el acceso a miles de páginas webs (Twitter, Facebook, Youtube, New York Times…) mientras ha iniciado una brutal campaña contra blogueros y gentes que opinan en Weibo –el Twitter chino- que no sólo los están llevando a la cárcel sino que les están obligando a cantar ante las cámaras de las televisiones nacionales sus relaciones con prostitutas.
El mundo sigue girando y no siempre bien mientras China sigue destruyendo sin restar un ápice a su plan orquestado por dominar al mundo e imponer sus insidias. Y Occidente –esencialmente sus vendidos empresarios, sus cagones diplomáticos, sus comprados políticos y sus lamentables economistas, que ni anuncian ni denuncian- tan simpática como vetusta, tan lejos y nunca tan cerca.
China no sólo dominó el medallero de sus Olimpiadas hechas a medida y concedidas para vergüenza eterna del COI. China también arrasa en la clasificación de periodistas presos, de blogueros detenidos, de disidentes desaparecidos, de escritores que pican piedras en campos de reeducación, y de censura en internet –o donde sea- en la que acceder a información real es absolutamente imposible.
Mientras detenidos y censura aumentan –curiosamente como la corrupción, la contaminación y el envenenamiento masivo de alimentos básicos así como el agua de peor calidad del mundo- hay ilustres imbéciles –desde la moderna Occidente- que siguen alentando a un monstruo al que sólo Corea del Norte supera en este tipo de atrocidades.
